Todavía te parece gracioso, y mira que ha pasado tiempo; pero aquella frase, con segundas intenciones (las cuales no estabas usando), llegó en el momento preciso, lo que cualquiera denominaría "una parida", que realmente no lo fue, fue algo más allá -es más, aún me puedo reir de ello-.
Seguro, que el hombre del bar de la esquina, de joven, era un muy buen chico, pena que sea tan mayor. Me dijo que me cuidaría, por lo menos hasta que llegara al portal, y lo hizo, de lejos, me vigiló.
Mmmmm, nueva nota mental, comprar calcetines.
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