Por un lado está el gasto en libros y en pintura, excesivo para el pobre Jovellanos; aún así, es todo perfecto... ¿triste?
¿¿¿¡Cómo narices puede estar triste semejante mente!???
Sólo (creo yo, -estúpida de mi-) desalentado, insatisfecho y posiblemente, incompleto.
Pero así es la vida, (mala suerte para quien lucha por el bien general y la felicidad pública).
Pobre Adam Smith, sólo un teatro con su nombre...
¿Bendito? Jovellanos, hasta peluquerías con su nombre...
Pese a esto, os puedo decir, que las palabras CONFORT y REFRESCO se "inventaron" en el XVIII. Al igual que las tarjetas de visita, que comenzaron su adornada aparición por semejante iluminación.
Como esto me siga pareciendo algo (incluso) ¿apasionante? comenzaré a temer por mi futuro, eso sí, siempre desde la perspectiva del coste de oportunidad y demás amigos (sin olvidar la parte microeconómica de la vida CLARO).
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