lunes, 16 de julio de 2012


En el hospital a veces las sonrisas salen solas.

El helado de sorbete de mandarina y sorbete de frambuesa
(precaución, se rumia casi tanto como la sandía...).

El perro de la vecina de arriba no para de ladrar.
Si hubiera querido aguantar a un chucho, lo habría tenido yo;
es una desfachatez muy bonita el ser un maldito quinqui
sacado de lugar, contexto y demás tonterías...
Pero deja de ajoyagüear a la gente.
Mañana, tocará poner un bonito cartel en el ascensor sobre la sociedad y la convivencia...


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