
Además, hay un montón de cosas que me permiten hacerlo, por ejemplo, ahora mismo, el diccionario Larousse que me regalaste, con mil y un ilustraciones, para educación primaria.
También recuerdo, o tal vez, esto sea un recuerdo más cercano, el esfuerzo que hiciste para comprármelo (pensiones de pacotilla supongo), el que no para la nietina...
Jo, y cuando me encuentro a alguna de tus amigas por la calle, me apetece abrazarlas y no soltarlas; además, esos piropos que echan, esos buenos adjetivos de señoronas mayores, mil y un temas de conversación tendría con ellas, por ejemplo, con Mariquita, qué buena mujer, y qué curiosa.
Paro aquí, porque si sigo, sería la entrada más larga del mundo.
Qué menos por mi abuelita...
P.D.: Sabes, todavía tengo tu teléfono guardado en el móvil (y mira que hace tiempo ya...).
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